05/11/2023

¿Cómo manejo mis emociones y sentimientos?

Las emociones son una parte intrínseca de nosotros mismos. Nadie puede decirte cómo debes manejarlas. Es un proceso importante para nuestra salud mental. Manejar las emociones no significa reprimirlas sino conocerlas, comprenderlas y aceptarlas de forma tan profunda que podamos fluir en su presencia.

A lo largo de nuestra vida muchas veces nos hemos encontrado en situaciones que nos han hecho pensar: «quiero dejar de sentirme así» o «no sé porqué he actuado de esta manera». A pesar de que las emociones son la parte más primitiva y natural de todos nosotros, en ocasiones nos resultan tremendamente confusas e incontrolables. Manejarlas emociones no significa reprimirlas o negarlas, sino transformarlas para que nos puedan ayudar en nuestro camino. Consiste en desarrollar la capacidad de darnos cuenta y aceptar lo que estamos sintiendo. Dejemos de verlas como un enemigo incontrolable y comencemos a percibirlas cómo una valiosa guía.
Cuando no tenemos dominio sobre nuestras emociones, estas lo tienen sobre nosotros. No debemos soltarles las riendas y ponernos a la deriva de lo que nuestros estados internos dictan.
Reprimir el sentimiento,  ignorarlo o negarlo no es una estrategia recomendable. Irónicamente cuando tratamos de huir de una emoción, esta encuentra el camino para manifestar con mucha mayor fuerza.

Una buena clave para manejar una emoción no es rodearla sino atravesarla. Por ejemplo, para desprendernos de la tristeza hemos de sentirla, darle espacio, escucharla. Para librarnos del miedo hemos de hacerle frente. Si queremos terminar con la ira hemos de encontrar una manera de canalizarla.

Identificando la emoción. ¿Qué estoy sintiendo?

Sin duda, el primer paso de este proceso consiste en saber definir lo más claramente posible lo qué estamos sintiendo. Contar con un amplio vocabulario emocional es esencial, pues nos permite ponerle nombre a lo que nos sucede. Esto se construye todos los día. Debemos ir mucho más allá de un «estoy bien» o «estoy mal».
Entonces, en primer lugar, ampliemos nuestro repertorio de términos emocionales. Podemos comenzar por tratar de identificar las emociones básicas: alegría, sorpresa, miedo, tristeza, asco, ira. Pero esto no es suficiente, necesitamos incorporar a nuestra mente un concepto claro de emociones más complejas y elaboradas como la decepción, la frustración, la culpa o la vergüenza.

Esto nos ayudará, en primer lugar, a descubrir la realidad de nuestro sentir y su origen. Pero, además, nos guiará hacia una actuación específica y adecuada. Los pasos a seguir cuando se siente decepción son distintos que cuando experimentamos frustración. Si no somos capaces de diferenciarlas podemos caer en el error de tratar de solucionarlas del modo que no corresponde.

Tomando responsabilidad  la emoción.

Una vez identificada la emoción, el siguiente paso consiste en aceptar su presencia. Esto no significa no tratar de negar ni de huir de lo que sentimos. Es necesario dar tiempo y espacio a nuestros sentimientos para que, simplemente, sean. Permitirnos sentir en plenitud ayuda a reducir la intensidad de la emoción: cuando llegue, déjala estar y se marchará. Pero, además, esto nos proporciona la oportunidad de reflexionar que mensaje nos trae esa emoción.

Tal vez nos esté alertando de que estamos actuando en contra de nuestros principios, de que tenemos expectativas insanas y poco realistas o de que otra persona nos está faltando al respeto. Entender el mensaje es primordial para tomar acción en la dirección adecuada. A partir de aquí podremos modificar nuestra actitud, nuestros pensamientos o pedir asertivamente a otros que modifiquen su conducta.

Así comenzaremos a ver las emociones cómo lo que realmente son: una brújula, una guía que nos indica que algo importante está ocurriendo y qué debemos tomar cartas en el asunto. No obstante, nuestra respuesta ha de provenir siempre de un estado de calma. Es necesario que se produzca ese espacio de reflexión previa. Esto resulta verdaderamente importante puesto que, sin ello, estaremos reaccionando, no actuando. Al reaccionar abandonas el poder sobre ti mismo y se lo cedes a las circunstancias. En cambio, al actuar, decides deliberadamente qué camino vas a seguir y hacia dónde te dirige.

Si tomamos responsabilidad de la emoción que estamos sintiendo, podemos distinguir  en qué consistió el detonante, y cuál es la razón consciente o inconsciente que tenemos cada uno de nosotros para sentirnos de esa manera.

Consideraciones importantes

No podemos encender o apagar nuestras emociones. Ellas van y vienen, nos guste o no. Una vez aceptemos esto, dejaremos de sentarnos a esperar que las “malas emociones” simplemente desaparezcan.

Las emociones no son buenas ni malas.  Ni la alegría es completamente “positiva” ni el miedo es completamente “negativo” Mientras más intentes escapar de algo más presente lo tendrás, no olvides que  “lo que resistimos persiste” ¿Y cuál es la alternativa? Pues ¿qué tal si intentamos experimentar todas nuestras emociones sin asignarles una etiqueta (positiva o negativa)?

Nuestras emociones no nos definen

Es cierto que las emociones son fuertes, tal como comentamos anteriormente. Pero por más fuertes que sean, debemos tener claro que ellas no nos definen como personas.  Con frecuencia nos fusionamos con las emociones hasta convertirlas en características que utilizamos para describirnos a nosotros mismos: “soy tímido”, “soy amargado” o “soy cobarde” (entre otros), en lugar de decir que hemos sentido pena, rabia o miedo.
Al hablar de esta forma nos dejamos secuestrar por nuestras emociones, otorgándoles el poder de determinar nuestro comportamiento.

Siempre tenemos otra opción

Las emociones no deben impedirnos tomar acción. Es muy fácil decir algo como: “La pena no me deja hablar en público”, siendo eso en realidad, un truco de nuestra mente. Si fuéramos honestos con nosotros mismos, diríamos algo como: “Tengo pena y por eso decido no hablar”.
Si damos un paso atrás para evaluar la situación, entenderemos que si bien no podemos elegir cómo nos sentimos, sí podemos elegir nuestra respuesta a esos sentimientos.

Fuentes:https://lamenteesmaravillosa.com/como-manejar-las-emociones-de-manera-eficaz/
https://www.las-emociones.com/como-manejar-emociones.html
https://manifiestalo.com/manejo-de-emociones/

Recuerda que si alguno de los enlaces de ésta sección no fueran visibles, por favor notifícalo de inmediato a la coordinación del taller 

Entrega de trabajos hasta el último minuto del 12/11/2023 en el correo de tu taller  conectarte.ulsa@gmail.com y en nuestro muro de TEAMS

Miedo, ira, asco, tristeza, sorpresa y alegría

Tu dinámica de esta semana tiene tres partes:

Parte 1: Busca en la red una imagen que asocies con cada una de las 6 emociones básicas y descárgalas en tu computadora.
Explica brevemente cada una de ellas y envía el texto y la imagen al correo de tu taller. No olvides poner tu nombre completo, clave ULSA y tus datos personales.

Parte 2: Elige la imagen y  la explicación que te parezca más poderosa, la emoción o la imagen que más te impacte y compártela en nuestro muro de TEAMS.

Parte 3: Observa en nuestro muro las imágenes y explicaciones de tus compañeros y elige tres donde compartas el sentimiento de tus compañeros. Deja un mensaje para explicarnos por qué.

Ya vamos a acabar nuestro programa. Tu asistencia y participación son muy importantes.

Dra. Lila Téllez Elías
Coordinadora del programa Conectarte